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· Yurany · Salud y enfermedad  · 3 min de lectura

No eres tu enfermedad

Una mirada empática a la experiencia de la enfermedad, entendiendo que no te define ni resume quién eres.

Una mirada empática a la experiencia de la enfermedad, entendiendo que no te define ni resume quién eres.

Hay momentos en los que ni siquiera sabes cómo seguir, y está bien. No siempre es posible tener respuestas claras ni sentirte fuerte.

A veces haces lo que puedes: sostener el día, respirar hondo, intentar no perderte en todo lo que estás sintiendo.

Con el tiempo, eso que sentimos empieza a tomar forma en las palabras.

Cuando escucho a alguien decir “sufro de diabetes”, “tengo hipertensión”, noto cómo el diagnóstico empieza a ocupar tanto espacio que casi no deja lugar a la persona que lo vive.

Vivir con una enfermedad no es sencillo. No es solo el cuerpo el que se ve afectado: también cambian lo que sientes, lo que piensas y lo que esperabas de tu vida. En estos momentos difíciles es inevitable que aparezca una fuerte angustia, depresión o incluso la desesperanza.

No estás lidiando únicamente con un diagnóstico, sino con todo lo que se pierde cuando la salud deja de ser como antes. A eso lo llamamos duelo: no porque hayas perdido a alguien, sino porque estás enfrentando la pérdida de una parte de ti. Tu salud.

En este camino, es natural que surjan preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal? Y aunque estos pensamientos pueden generar más preocupación, miedo o culpa frente a la enfermedad, lo cierto es que, en muchos casos, ella es simplemente una muestra de la fragilidad humana. Nos recuerda cuán vulnerables somos ante la vida, la enfermedad y la muerte. No siempre podemos evitarla, pero sí podemos decidir cómo vivirla.

¡Eres más que un diagnóstico!

No eres tu enfermedad, ni la “persona enferma”: eres un ser humano a quien le tocó vivir esta experiencia difícil.

Entiendo que cada persona vive y experimenta la enfermedad de forma distinta, porque cada quien tiene su propia historia, red de apoyo y un contexto que a veces es difícil de comprender.

Debe ser muy duro lo que estás atravesando, y lo difícil que es hablarlo.

Te invito a intentar algo:

Cuando tus pensamientos giren en torno a lo que perdiste o ya no puedes hacer, haz una pausa y dedica un momento para pensar en aquello que aún puedes hacer, en lo que disfrutas, en lo que sigue siendo importante para ti. Aunque hayas enfermado, hay cosas que todavía merecen ser vividas.

Reconoce y vive tus emociones

A veces, en medio del ritmo acelerado de la vida, de la angustia y de la carga de lidiar con todo, olvidamos que nuestro cuerpo también habla, y lo hace a través del dolor, el malestar físico, emocional, e incluso a través de la enfermedad.

Estás atravesando un cambio no deseado. Pero, todo cambio en la vida implica en muchas ocasiones dejar cosas atrás, tener pérdidas, incertidumbre y pasar por el dolor.

Es natural que te preguntes:

¿Cómo puedo ver la enfermedad de otra manera si siento que está afectando todas las áreas de mi vida?

Y es completamente válido que te sientas así. Es un proceso difícil, que solo puede atravesarse sintiéndolo, a tu ritmo y sin apresurarte. Porque, lamentablemente, no hay fórmulas rápidas ni respuestas perfectas.

Más allá de la enfermedad y el sufrimiento: ¿Qué cosas le darían significado a tu vida?

A partir de ahí, puedes empezar a elegir cómo cuidarte de forma más consciente y amorosa.

Si estás viviendo una enfermedad, quiero decirte que lo siento mucho. Espero que tengas cerca a las personas que amas, que cuentes con un apoyo genuino y, sobre todo, que no te aísles. Negar lo que vives no hará que desaparezca.

Recuerda: no estás solo.

Busca apoyo. Permítete sentir.

Y, sobre todo, recuerda que dentro de esta experiencia también puede haber momentos de luz y de esperanza.

Con cariño, Yurany.

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