· Yurany · Salud y enfermedad · 5 min de lectura
Lo que se esconde detrás del dolor: la fibromialgia
Es momento de comprender al ser humano desde una mirada completa, evitando explicaciones aisladas que fragmenten su experiencia.

Tener un cuerpo enfermo es sentir que la vida cambia. Un cuerpo que no responde igual, a lo cotidiano. Duele la vida, pero también duele el cambio, la pérdida, la adaptación a una nueva forma de estar en el mundo.
La enfermedad suele traer consigo una serie de síntomas y malestares que se hacen visibles tanto en lo físico como en lo psicológico y social. Fatiga, cambios en el estado de ánimo o en la forma de relacionarnos con los demás son señales que, de una u otra manera, se pueden percibir. Generalmente, o en la mayoría de los casos el malestar físico parece tener una causa que lo explique.
Mi médico no puede ver mi dolor
En el caso de la fibromialgia es distinto, es una enfermedad crónica compleja que causa dolor musculoesquelético generalizado, donde el dolor es real, constante, pero sin una causa biológica clara. ¿Qué pasa cuando no sabes a qué se debe la causa del dolor? Cuando tu médico te hace exámenes y revisiones y las causas parecen no estar en lo físico. La angustia de no saber qué se tiene, de que se sufre, de sentir que quizá uno mismo es el problema y que nadie pueda notarlo, como si no se pudiera explicar.
Sin embargo, en la actualidad la ciencia continúa avanzando, y con ello se ha ampliado la comprensión y las opciones de tratamiento para la fibromialgia desde una mirada integral.
Hipótesis del dolor
Algunos investigadores sugieren que la fibromialgia ocurre porque el sistema nervioso se vuelve hipersensible: El cerebro y el sistema nervioso procesan el dolor de manera diferente alterando el equilibrio de las sustancias químicas (neurotransmisores) que lo regulan: algunas aumentan, otras disminuyen, viéndose afectado el equilibrio hormonal. No hay daño físico, pero sí hay un mal funcionamiento en cómo el cuerpo procesa el dolor. A causa de esto la persona siente fatiga, alteraciones del sueño y dolores músculoesqueléticos persistentes.
¿Que te quiere decir ese dolor?
Por otro lado, Gardoki-Souto et al. (2022) encontraron que el trauma psicológico, especialmente el ocurrido durante la infancia y adolescencia como el abuso sexual, la negligencia emocional o el maltrato físico, constituye un factor relevante en el inicio y mantenimiento de la fibromialgia en la vida adulta. Estos antecedentes no solo se asocian con una mayor intensidad del dolor crónico y una peor calidad de vida, sino también con la presencia frecuente de síntomas de ansiedad, depresión, insomnio, somatización y pensamientos suicidas.
¿Es la forma en que el cuerpo grita después de tanto sufrir?
Tienen sentido ambas explicaciones, el cuerpo al estar sometido a tanto estrés, a la soledad, el abandono y los recuerdos del trauma puede alterar la química de nuestro cerebro, sin dejar a un lado el dolor psicológico que se experimenta. Es como si detrás de ese malestar se escondiera justamente una experiencia que no ha podido comprenderse ni elaborarse. Es el cuerpo hablando.
Es como si el dolor psicológico atrapa al cuerpo con más dolor
Es momento de comprender al ser humano desde una mirada completa, evitando explicaciones aisladas que fragmenten su experiencia.
El contexto en el que vivimos y las relaciones vinculares que nos rodean, que con frecuencia refuerzan comportamientos, creencias y formas de pensar y sentir. Un contexto que, al mostrarse indiferente, termina inhibiendo también la posibilidad de superar la pérdida y el dolor.
Cansada de este dolor, de esta vida que duele tanto…
¿Qué valor le encuentras a tu vida?
Si estás aquí, es porque quieres encontrar un poco de esperanza. Un faro en medio de la tormenta.
Mira ese jardín interior: aunque algunas plantas estén secas o maltratadas, ¿puedes ver si aún queda una que siga viva, que te dé un poco de esperanza?
Planta una nueva semilla en caso de ser necesario. Que le dé valor a tu vida. A tu existencia.
Tal vez una sonrisa, una palabra, una caricia. Un sueño, un propósito.
No siempre contamos con palabras externas que sostengan nuestro propio dolor, y a veces nos toca remar solos, sin nadie que acompañe. Es una forma valiente de continuar remando.
Pero si encuentras afuera una palabra bondadosa, una presencia que sabe estar
Quizá sea el amor de quien te ama, de tus hijos que te esperan y que amas, o de quien te cuida y te agradece.
Detrás de ese dolor se esconde el deseo de las cosas que más valoramos: la salud, vivir una vida con amor y sentido.
Una vida que implica cambios, que implica sufrimiento, una vida humana que no siempre está en equilibrio aunque se quisiera.
El dolor entonces puede ser la llave para abrir una puerta, para mostrarte que sigue siendo importante para ti y merece ser vivido más allá de la enfermedad y el dolor.
Tal vez la simple esperanza de que el sol sigue saliendo, incluso después de la peor tormenta.
Le dedico este texto a una de mis consultantes, quien con profundo dolor me dijo: “Estoy cansada de tanto dolor, no tengo piezas para armarme yo misma, ya no le encuentro sentido a mi vida”.
Con mucho amor, Yurany.
Fuentes de inspiración:
Intervención en terapia de aceptación y compromiso
García Rodríguez, D. F., & Abud Mendoza, C. (2020). Fisiopatología de la fibromialgia. Reumatología Clínica, 16(3), 191–194.
Gardoki-Souto, I., Redolar-Ripoll, D., Fontana, M., Hogg, B., Castro, M. J., Blanch, J. M., Ojeda, F., Solanes, A., Radua, J., Valiente-Gómez, A., Cirici, R., Pérez, V., Amann, B. L., & Moreno-Alcázar, A. (2022). Prevalence and characterization of psychological trauma in patients with fibromialgia: A cross-sectional study. Pain Research and Management, 2022(1), 2114451.